jueves, 23 de enero de 2014

Taj Mahal, el mausoleo que el amor construyó

El Taj Mahal aparte de ser una de las siete maravillas del mundo moderno encierra detrás todo un monumento a una historia de amor. Es un complejo de edificios construidos en Agra, la India, entre 1631 y 1654 por el emperador Shah Jahan en honor de su esposa favorita, Mumtaz Mahal. Aunque el mausoleo cubierto por la cúpula de mármol blanco es la parte más conocida, el Taj Mahal es un conjunto de edificios integrados. Es considerado el más bello ejemplo de arquitectura mogola.
Hoy en día es el destino turístico más importante de la India. Su historia y su grandiosidad es una de las causas por las que éste país será destino obligado en mis viajes.

El monumento ha logrado especial notoriedad por el carácter romántico de su inspiración.
Shah Jahan, tuvo una de las mejores educaciones de la época y a pesar de la riqueza ilimitada de su familia nunca mostró interés por los intereses de esta. El príncipe, impresionado por su belleza, se enamoró en un bazar de la princesa Arjumand, de sólo 15 años. Al verla, preguntó al tendero el precio del collar de cristal que ella estaba probándose. Su respuesta fue que el collar era de diamantes y no de cristal, siendo su valor de 10.000 rupias. Shah Jahan, sin titubear, se lo compró conquistando de este modo el corazón de la princesa.
Ella no sería su primera esposa, pero sí la que él más amó.


Pero unos  años después de casarse, el emperador sufrió el golpe más duro de su vida. Su querida esposa no resistió el parto de su decimocuarta hija falleciendo en él. En sus últimas palabras, la reina pidió a su amor que construyera en su memoria un monumento sin igual en el mundo.
Shah Jahan, de este modo, contrató a 20.000 obreros para construir el que sería el mejor mausoleo del mundo y todo un ejemplo de simetría.


El mausoleo está situado en un jardín simétrico, típicamente musulmán, dividido en cuadrados iguales, cruzado por un canal flanqueado por dos filas de cipreses donde se refleja su imagen más imponente.  Hoy en día los jardines siguen siendo arados por bueyes, para sorpresa de muchos turistas.


Su interior causa menor asombro que la majestuosidad reflejada por su exterior. La cámara mortuoria está rodeada de finas paredes de mármol incrustadas con piedras preciosas que filtran la luz natural, traduciendo su belleza en mil colores. La sonoridad del interior, amplio y elevado, es triste y misteriosa, como un eco que suena y resuena, y nunca se detiene.



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