Hallstatt es el pueblo que los escritores de cuentos fantásticos imaginan al querer situar su historia en un poblado totalmente mágico. El pueblo de Hallstatt es un lugar tan increíblemente espectacular que incluso los chinos han creado una copia de la antigua aldea de minas de sal. Pero tan sólo en el original se puede descubrir con su cultura única y su longeva historia.
Su fascinación le viene por las imponentes montañas que le rodean, por su rara fauna y flora y por su importancia como lugar arqueológico, pero sobre todo, por el testimonio de sus 2.500 años de continuo patrimonio cultural. El campanario y el centro del pueblo, con sus fachadas, atraen a cientos de turistas anualmente. Pero también su lago, Hallstättersee, es peculiar ya que el nivel de su agua varía en función de la altura de una presa cercana.
La actividad humana en este espléndido paisaje natural comenzó en la época prehistórica con la explotación de sus depósitos de sal, 2000 años antes de Cristo. Esta fuente de riqueza ha constituido la base de la prosperidad de la región hasta mediados del siglo XX, que se ve reflejada en la bella arquitectura de la ciudad de Hallstat, donde la sal fue “el oro blanco” y es tal la importancia que tuvo en la época prehistórica del Bronce, que uno de sus períodos, fue denominado como “Edad de Hallstatt”. Su Museo de la Prehistoria y su Osario dan fe de ello.
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